Por Héctor Hernández
Generalmente cuando a un aficionado le preguntan sobre quiénes han sido los mejores extranjeros del América en su historia coinciden en algunos nombres: Reinoso, Brailovsky, Santos, Zelada, Cabañas, el ‘Chucho Benítez etc…
Son pocos los que van más a fondo y se explayan en analizar con hechos y fundamentos la historia americanista. Hugo Enrique Kiese fue si no, el jugador más seguido y visoreado en la historia del América, uno de los que más lo ha sido.
Fue observado durante mucho tiempo, tanto Panchito Hernández, vicepresidente, como Raúl Cárdenas, entrenador, en 1975, año en que los Cremas decidieron invertir y traer a un verdadero crack extranjero a la institución. Les ganó la carrera a grandes figuras internacionales como los argentinos Leopoldo Jacinto Luque y Oscar Ortiz así como al uruguayo Fernando Morena.
Llegó a México y fue presentado en sociedad con bombo y platillo en Coapa, estando presentes Guillermo Cañedo, presidente del América así como Luis Zubizarreta, vicepresidente del Olimpia de Paraguay. Toda la prensa mexicana se dio cita esa mañana en las instalaciones americanistas.
Hay que decir que esa temporada fue de ensueño para el América y desde el debut del paraguayo la tarde de la navidad de 1975, jugando 10 minutos contra el Curtidores fue ovacionado por la gente en el estadio Azteca que se le entregó. !Vaya regalo de Santa Claus!
Con el paso del tiempo se hizo titular y llegaron los goles. Luego vino un partido que le marcó y donde entró al corazón de toda la afición. Los Canarios golearon al Cruz Azul 4-2 y él anotó un golazo en jugada individual. Ahí, Ángel Fernández le bautizó como “el hombre que lleva el gol por dentro”.
Ya en la liguilla, y con Kiese como extremo izquierdo nominal, el América fue una máquina de buen funcionamiento y sin recibir gol, llegaron a la final contra la Universidad de Guadalajara. En el juego de ida, ganaron con un contundente 3-0 y Kiese anotó el segundo gol. Para el partido de vuelta, se animó a cobrar un tiro libre que superó al portero Ignacio Calderón, entró en el ángulo superior derecho de la portería y así 100 mil aficionados estallaron en la tribuna con el único gol del juego. ¡El éxtasis total!
En su primer año en México, Huego Enrique Kiese fue parte fundamental para que el América pudiera conquistar el título de Liga, y también el de Campeón de Campeones.
Un par de años después, en 1978 el América participó por primera vez en su vida en el torneo de Campeones de la Concacaf. Y de nueva cuenta así como en la final de Liga 75-76, Kiese pasó a la historia, porque con un gol suyo, el América se coronó como Campeón de Concacaf 1977, al derrotar en el global al Robinhood de Surinam. ¡Ya llevaba dos títulos firmados con sus goles!
Y la cosa no terminó ahí: por ser campeones de Concacaf, los americanistas tuvieron el derecho de disputar la Copa Interamericana contra el campeón de la Copa Libertadores, el Boca Juniors.
Y de nueva cuenta se hizo presente el fenómeno de las finales: en el juego de vuelta, disputado en el estadio Azteca el 12 de abril de 1978, el paraguayo anotó el gol de triunfo azulcrema, con lo cual pudieron disputar un tercer encuentro, que dramáticamente ganaron después y se convirtieron en monarcas del continente.
¡Otra vez campeones y otra vez un gol de Kiese fue trascendental para ello! Más importante, imposible. Además de crack, fue un ganador, en todos los aspectos.
Tres años jugó y cuatro títulos obtuvo. Él mismo decidió salir del América para la siguiente campaña y eso no le gustó a muchos aficionados, pero el destino tendría deparado que el romance entre Kiese y las futuras Águilas continuaría más adelante: luego de jugar diez años en los Tecos de la UAG y el Atlas, Emilio Diez Barroso, presidente americanista lo invitó a integrarse de nuevo al equipo, ahora como vicepresidente.
Y si como jugador fue una garantía para conseguir títulos, ¡como vicepresidente fue lo mismo! Dos Ligas, dos Campeón de Campeones, tres Concacaf y una Copa Interamericana: ¡ocho títulos más!
Si eso no es rentabilidad, productividad, no sé cómo llamarlo. Siendo jugador, un crack, decisivo y seleccionado nacional de su país. Siendo directivo, sereno, profesional y ganador.
Y todavía hay quien pregunta “¿qué hizo Kiese para considerarlo grande?” Un poco de lectura, de investigación, no le caería mal a esa gente… Y mientras tanto, que siga rodando el balón... ¡hasta la próxima!
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