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Por Héctor Hernández.
El idilio sigue. La manera como la afición respondió a la convocatoria para festejar el tricampeonato reciente, fue la evidencia. Domingo en la noche, con mucho frío pero aun así el respetable definió sus prioridades.
Y es que la afición tiene todo para sentirse feliz: un equipo que lo gana todo, unos futbolistas a los que aman y se identifican con ellos, unos reservistas confiables que pusieron en alto el nombre de la institución, un cuadro femenino que marcha en primer lugar y se mantiene invicto.
También el ego lo trae hasta arriba: muchos festejan que el Cruz Azul salió del estadio de la Ciudad de los Deportes y que ahora el inmueble luce los colores azulcremas. Otros tantos celebran que las Águilas obtienen campeonatos por todos lados, mientras las Chivas son el hazme reír con sus supuestas contrataciones ‘bomba’, que han resultado unos auténticos petardos.
Mientras los Cremas han ganado 8 ligas en el nuevo milenio, el chiverío ha conquistado tres. Y desde que empezaron las liguillas el equipo de Coapa ha ganado 15 veces, mientras que los de Verde Valle tienen la mísera cantidad de cuatro torneos (sí en 54 añotes).
Ahora el América fue de shopping a las Vegas después de quince días de vacaciones y se echó una cáscara con Messi, mientras tanto el rebaño y los cementeros perdieron con ¡Juárez y Necaxa!
Sí, el super Cruz Azul de la eminencia llamada Martín Anselmi volvió a caer. Y el cuadro del auto nombrado leyenda Javier Hernández, hizo lo propio y dio pena.
Por otro lado los porristas a sueldo, los animadores que salen en la televisión están con el hígado a reventar porque el América los sigue exhibiendo y humillando. Y qué decir de los antis que no pueden vivir sin tener en su mente cualquier situación que les recuerde lo grande que es el Club América.
Lejos, muy lejos están estos clubes y los demás, en estar cerca del equipo cuyo dueño es Emilio Azcárraga, quien cada que puede sé pitorrea de ellos sutilmente al decirle a la nación azulcrema que aquí, la obligación es ganarlo todo y las obligaciones se cumplen, porque en el América te dan todo para poder cumplir, todo no como en otros equipos.
No hay comparación entre las Águilas y el resto de los clubes. En ningún aspecto, ya sea títulos, afición, internacionalización, historia y regularidad.
Por eso el América es EL ÚNICO GRANDE y está empoderado. Y no, no está de moda. El América es la moda, una moda que no caducará y cada vez es mayor.
Mientras tanto, qué siga rodando el balón, hasta la próxima.
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Por Héctor Hernández (@realidadamericanista)
“Cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso o una situación”. Según la Real Academia Española, esta es la definición a la palabra Crisis.
Henry Martín, capitán americanista declaró que no hay crisis en el América: “No creo que sea una crisis, llevamos cuatro partidos que perdemos, no podemos llamarlo crisis. Por ser América le llaman así…”
Desde que el América ganó la final del Clausura al Cruz Azul el 26 de mayo a que el equipo volviera a la cancha el 30 de junio para disputar la Super Copa de la Liga contra Tigres pasaron treinta y cinco días.
De esas 35 mañanas, los jugadores (algunos) tuvieron dos semanas de vacaciones. Otros inmediatamente se fueron con sus respectivas selecciones a disputar la Copa América. El 20 de junio se reunieron para empezar la preparación al nuevo torneo. Sin hacer pretemporada, con varias bajas. Y con la urgencia de disputar un título oficial la semana entrante.
El América ganó a los Tigres y sin saberlo, mientras André Jardine festejaba su cuatro título oficial como entrenador azulcrema, empezaría el Via Crucis de las Águilas. Un equipo que no está acostumbrado a perder, en lo que va del torneo de liga lleva cuatro derrotas en seis partidos. Más veces que en ambos torneos pasados.
Y no son únicamente las derrotas. Es el mal funcionamiento. Contando la Leagues Cup donde el equipo tuvo tres partidos, uno muy bueno, uno regular y uno pésimo (que trajo consigo la subsecuente eliminación) el cuadro de Coapa lleva disputados nueve encuentros desde que levantó el inventado pero oficial trofeo de la Super Copa de la Liga.
A saber, en orden cronológico: Atlético de San Luis, Querétaro, Tigres UANL, Juárez, Atlas, St. Louis City, Colorado Rapids, Puebla y Cruz Azul. De todos estos juegos, únicamente han tenido una actuación brillante, y fue contra el equipo de Colorado. De ahí en fuera, pese a haber ganado otros tres duelos –Gallos, último lugar de la Liga MX, Bravos, penúltimo lugar y Rojinegros- se ganaron jugando mal y con muchas dudas.
Pero no fueron tantas las dudas como las que hoy tenemos todos los americanistas.
De entrada es un plantel más corto que el del torneo pasado. No ha llegado un sustituto para Julián Quiñones. Bueno, vamos más atrás, no ha llegado el que debería haber llegado por Jonathan “Cabecita” Rodríguez. Ahí el equipo ya perdió a dos elementos.
Hay sobrecupo de centro delanteros con Henry Martín, Rodrigo Aguirre e Illian Hernández, pero no hay quién juegue por el lado izquierdo, donde el hoy titular, Brian Rodríguez, habitualmente suplente los campeonatos pasados, se siente sin presión y su rendimiento es poco o nulo.
Por el lado derecho sin el titular Alejandro Zendejas, la responsabilidad cayó en el holandés Javairo Dilrosun y con su lesión no se pudo contar con él. Y ahora que reapareció, es como si no lo hubiese hecho.
Hay una desmedida y preocupante sobrepoblación en la media cancha defensiva, ya que a Jonathan dos Santos, Álvaro Fidalgo y Richard Sánchez, se agregaron Erick Sánchez, Alan Cervantes e inclusive José Iván Rodríguez, que solo Dios y André Jardine saben para qué llegó, puesto que no ha jugado un minuto.
Pero no llegó un solo medio ofensivo, verdaderamente ofensivo. Ahí ponen a Fidalgo y a los Sánchez, para acompañar al chileno Diego Valdés, de terrible mala suerte y siempre lesionado, pero ellos no son medios ofensivos.
La defensa, que fue lo mejor del equipo el año pasado, sufrió variaciones: llegó Cristian Borja que va muy bien al frente pero es una nulidad marcando. Jardine decidió, que Néstor Araujo, cada día peor, juegue en lugar de Ramón Juárez. Con las continuas lesiones de Sebastián Cáceres y ya sin contar definitivamente con Igor Lichnovsky, la zona defensiva americanista se convirtió en un carnaval, donde Israel Reyes, a quien ponen como lateral o central, se ha contagiado.
Y la cereza del pastel, el arquero Ángel Malagón, más agrandado que un super héroe de DC Comics, y justo cuando sus errores, de técnica y personalidad empiezan a ser constantes.
Del equipo titular campeón, hoy en día no están Lichnovsky, Calderón, Zendejas y Quiñones. Y los que juegan, están en mal momento, mental, futbolística y físicamente.
Lugar 12 con seis puntos en la jornada 6 es alarmante pero no definitivo. El equipo tiene para mejorar pero para que eso pase se necesitan varios factores: una sacudida al plantel titular, porque muchos están jugando con una soberbia y agrandamiento impresionantes.
En todos los deportes del mundo siempre hay una curva de rendimiento y por lo mismo, no sorprende que esto pase. Están a tiempo para empezar a resolver esto y meterse a la liguilla.
Debe llegar el último extranjero, y debe ser extremo izquierdo. Jardine debe volver a lo que le ha dado resultado anteriormente. Dejarse de tantos inventos como poner al “Chiquito” Sánchez con Dagoberto Espinoza para cubrir el ir y venir del lado derecho. Ese es simplemente uno de varios pecados que tiene que resolver el técnico brasileño, pero que repito, no es, a mi juicio, el único culpable.
Llegó el momento para que Santiago Baños meta cuarta y acelere en la adquisición del nuevo jugador, y si de verdad quieren un jalón de orejas, ahora sí es cuando Emilio Azcárraga, y no solo por quedar eliminados de la Legues Cup (donde lo que hubieran ganado, además de otra estrella oficial, es dinero, puesto que esa descalificación del torneo, no implicó nada para el América, ya que de antemano estaba calificado a la Concacaf Liga de Campeones). Pero regáñalos, que tanto te gusta, por su soberbia y actitudes, no por perder, porque esto es futbol, y aquí se gana y se pierde. Pero hay maneras de perder… y mientras tanto, que siga rodando el balón.
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Del humito a la diversidad, y a la educación.
Por Héctor Hernández (@realidadamericanista)
Vivimos en una época difícil. Una época donde si no estás de acuerdo con los cambios (que no evolución, conste) que un sector de la población intenta desesperadamente normalizar, entonces te llaman de todo.
¿En qué momento la palabra “respetar” se convirtió automáticamente en “apoyar”?
Respetar significa tolerar algo en lo que no piensas igual.
Apoyar significa estar de acuerdo con algo o alguien en específico.
Para muestra, un botón: la desagradable escena en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Paris 2024 donde el Comité Organizador, con una imposición descarada de la ideología de género, hizo que miembros de la comunidad LGTB le faltaran el respeto a la cristiandad de una manera grotesca, vil, corriente, vulgar. Yo respeto siempre, pero no puedo apoyar esto. Va en contra de mis valores, religión y eduación.
Todo tiene un límite. ¿A qué voy con esto?, voy a lo mío, el futbol. Ayer en la red social más tóxica que existe, X, tuve un intercambio de ideas con algunas personas debido a un tema que me molesta mucho, no de hoy, sino desde que ha salido a luz; las bengalas y las bombas de humo en los estadios.
De muy mal gusto. Afortunadamente esto no pasa en los estadios en México, la liga los tiene prohibidos, -aunque muchas veces aparecen, mágica y clandestinamente-. Pero, en Estados Unidos si lo permiten. Y los mexicanos que viven en ese territorio, llevan a práctica esa desagradable acción en todos y cada uno de los partidos que el América juega en ese país, como pasó la semana pasada en el juego entre el América Femenil y el Angel City, de la Summer Cup 2024.
“Es que nosotros apoyamos al escudo y a las jugadoras con esto, no a la directiva” dijo algún fanático.
Yo le pregunté: ¿En que beneficia ese humo al escudo (y a las jugadoras)?... Nadie me respondió.
En cambio me preguntaron qué “¿En que perjudica a las jugadoras?” a lo que respondí que primeramente, respiran ese humo, tóxico, que a todos perjudican (empezando por los que están tirándolo) y en segundo lugar, porque la mayoría de las veces, es tal la cantidad de bombas de humo que lanzan, que no se ve nada en la cancha, y el partido tiene que ser detenido, con esto, rompiendo el ritmo de los equipos, e inclusive, agregando muchos minutos más.
Por supuesto que la letanía de “aplausos” no tardó en llegar. La gente, cobarde, escondida detrás de un monitor, de un celular, la mayoría sin cara ni nombre propio me dijo de todo. Y no pasa nada. Estoy acostumbrado, porque esa gente quisiera estar en mi lugar, escribiendo y teniendo un foro cautivo. Pero como no es así, insultan, agreden, amenazan.
Solo por el hecho de que uno piensa diferente, y que además, con peras y manzanas les explico en qué perjudica al equipo. Hasta ignorantes son. “No importa, es lo de menos, se ve chingón”, me dijeron.
“Es que tú no apoyas”, “Tú eres un viejo”, “Vivimos en 2024 no en los ochentas”… Es una lástima, que esta sociedad, podrida de 2024, cobarde y sin valores sea como es. El chiste no es el humito. El chiste es joder. Y como dijo uno de estos finos personajes: "Queremos visibilidad porque tenemos el derecho a exigir y hacer lo que queramos”. Por cierto, el América Femenil perdió ese partido, con todo y humito hermoso, 1-2. Yo siempre apoyaré a los aficionados que ven por el equipo, no que ven por ellos primero y quieren notoriedad. Lo importante está en la cancha, no en la tribuna.
¿Pobre futbol?, ¡no!
Pobre sociedad.
Y mientras tanto, que siga rodando el balón. Hasta la próxima.
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