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Jueves, 13 Septiembre 2018 16:38

La inteligencia se mide de la cabeza al cielo

lainez la inteligencia

Por Héctor R. Hernández, Historiador Oficial Club América. (@realidadamerica)

Dijo Napoleón Bonaparte: "La inteligencia se mide de la cabeza al cielo y no de la cabeza al suelo". Bien, ésta célebre frase habría de enseñársela a Matt Miazga, el nuevo villano del futbol mexicano, el estadunidense quien se burló de la estatura de Diego Lainez después de que el chamaco americanista enloqueció a la defensa ‘gringa’  todo el partido entre el TRI y los Estados Unidos.

Seguramente, ustedes como yo, queridos amig@s, querían meterse a la televisión del coraje, al ver eso. Una acción poco afortunada, y si me apuran,  hasta discriminatoria, con eso que hoy en día ya todo lo toman como discriminación. Creo yo que si a otros futbolistas los han suspendido por hacer señas de “ojos chiquitos” en alusión a los orientales, o algún ruido por imitar a un chango, esto bien la FIFA, de oficio, tendría que sancionarlo.

¿Pero que mayor sanción puede tener ya el poco inteligente jugador de dos metros Matt Miazga -desconocido para la mayoría hasta hace un par de noches- que el repudio general de medios de comunicación, futbolistas y el público en general?

Sí el cree que decirle “chaparro” a alguien, y más a un compañero de profesión es un insulto, habría que conseguirle rápidamente una laptop y conectarlo a YouTube para enseñarle algunas jugadas de “enanos” como Diego Maradona, Leo Messi, Manuel Francisco dos Santos mejor conocido como ‘Garrincha’, Antonio Naelson ‘Sinha’, Sebastián Giovinco por citar algunos.

Aquí en el Club América, los mejores jugadores de la historia, extranjero y mexicano son chaparritos, y me refiero a Carlos Reinoso y Cristóbal Ortega. Y más “enanos” han pasado por nuestra institución derrochando clase y talento como Salvador Cabañas, Nilton Pinheiro ‘Batata’, Roberto ‘Monito’ Rodríguez, Germán Villa, John Kerr, Alberto García Aspe y ahora nuestro Diego Lainez.

La estatura nada tiene que ver con el talento de un futbolista, y si jueguen bien,  ¡bienvenidos!

¡Arriba el América y que siga rodando el balón… hasta la próxima!

Como siempre les recuerdo que pueden  seguir escribiéndome sus inquietudes y solicitudes, yo con mucho gusto las abordaré. Email: Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla

 

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cristobal grande

Por Héctor Hernández

 

Bien dicen por ahí que el que sabe, sabe… y eso quedó demostrado aquella lejana noche de octubre de 1974, el jueves 5 para ser más exacto cuando  José Antonio Roca, el mítico y carismático entrenador del Club América decidió incluir en su equipo titular a un chamaco de 18 años en lugar de gente más experimentada que no le había dado todos los resultados hasta el momento.

 

Don José tenía la presión hasta el cuello, ya que los Cremas no caminaban en el inicio de la temporada 74-75 y la directiva azulcrema había hecho una importantísima inversión al contratar  ¡10 nuevos jugadores!, entre ellos dos extremos seleccionados nacionales: José ‘Cocodrilo’ Valdés y Alejandro ‘Fantomas’ Romahn.

 

Como siempre tratándose del América, cuando las cosas no empiezan a funcionar, la presión mediática empieza a subir  y como el horno no estaba para bollos, Roca decidió sacarse un as bajo la manga y le dio la alternativa a quien sin lugar a dudas, fue su más grande acierto como director técnico.

 

Pero antes debo aclarar que el ‘Mister’ no debe llevarse todas las palmas. Y es que primeramente habría que dárselas al profesor Gilberto Gálvez, que fue quién llevó a éste diamante en bruto a la institución americanista.

 

Existen tres tipos de futbolistas. La gran mayoría empieza a jugar futbol por gusto y tiene que aprenderlo y perfeccionarlo. Hay algunos muy selectos que nacieron para jugar futbol, con las cualidades incluidas en su ‘chip’. Y hay otros que además de tener las aptitudes innatas para el deporte de las patadas, tienen un don de líder, de gente, de emblema. Y a estos -que no abundan en los equipos- se les conoce como cracks, y a su retiro se les llama leyenda.

 

Cristóbal Ortega Martínez, que nació el 25 de julio de 1956 en México D.F. llegó al club América cuando tenía 16 años al aceptar la invitación del extraordinario profesor Gálvez. Al principio no todo fue miel sobre hojuelas para el extremo derecho capitalino ya que durante el proceso, tuvo que interrumpir momentáneamente su trayectoria futbolística para regresar a los estudios pero regresó porque el destino tenía algo grande para él. Empezó cómo juvenil, luego pasó a la reserva especial, después fue al Unión Coapa, para posteriormente ir a las reservas del primer equipo, antesala de la Primera División, donde debutó esa mágica noche copera ante los Orinegros del Ciudad Madero en el Coloso de Santa Úrsula dando inicio a una formidable carrera de entrega, pundonor, amor a los colores, triunfos, títulos y muchos juegos. Ganaron 4-0 y fue la sensación del partido. Pocos sabían de él antes de su debut, y todos quedaron asombrados con su maravillosa clase, su excepcional técnica individual, su fuerza y su estilo gambetero que enloqueció a la defensa rival. Estuvo a punto de anotar un gol, y el balón se estrelló en el poste.

 

Fue tal el éxito en su debut, que Roca lo incluyó inmediatamente en la siguiente convocatoria para disputar ni más ni menos que el Clásico de Clásicos contra el Guadalajara, donde entró de cambio y pareció que ya tenía años jugando en el máximo circuito.

 

Siguieron dos juegos en fila como relevo, ante León y Atlas –derrota y empate-, e inmediatamente después, Roca se olvidó de jerarquías y en pleno Clásico Joven, contra Cruz Azul, campeón vigente,  lo mandó al ruedo ya como titular. Todo quedó claro a partir de ese momento, Cristóbal estaba al mismo nivel que los mencionados Valdés y Romahn, así como de otros delanteros como Alberto Ordaz, Silvio Fogel y Osvaldo Castro ‘Pata Bendita’ que también eran usados como extremos.

 

Era tal su clase que fue invitado a jugar un partido en Brasil en el mismísimo estadio Maracaná y muchos lo comparaban con el gran Manuel Francisco dos Santos, mejor conocido como ‘Garrincha’.  El primero de sus 40 goles oficiales con los Cremas  lo marco al Veracruz en el Luis ‘Pirata’ Fuente  en la última jornada del mismo torneo 74-75.

 

Después de esa temporada vino un cambio de entrenador en el equipo de Coapa pero eso no fue impedimento para que el ‘Osito’, como algunos lo llamaban, continuara su carrera rumbo al estrellato. Llegó Raúl Cárdenas a la dirección técnica americanista y fue llevándolo poco a poco, para irlo curtiendo y convertirlo en el cambio de lujo del América, el revulsivo como se dice hoy día. Participó en 20 partidos, el equipo salió campeón y a partir de su siguiente temporada, la 76-77 fue ya titular indiscutible, además de seleccionado nacional.

 

Fue Mundialista en Argentina 78´ bajo las órdenes de su viejo conocido José Antonio Roca pero la mala actuación mexicana en la Copa del Mundo se reflejó en los americanistas que acudieron a la competencia, ya que al volver, tanto a Cristóbal como Alfredo Tena, Antonio de la Torre, Jesús Martínez y Pedro Soto les costó recuperar al cien por ciento el puesto titular con los Millonetas. Esa temporada 78-79 fue muy mala para el América y para la siguiente, la 79-80 regresaría al equipo el propio Roca. Y obviamente su primer hombre de confianza fue Ortega. Aquí vino el primer punto de inflexión ya que del conjunto en el cual Cristóbal debutó solo quedaba Toño de la Torre. Y junto a él, con Tena y Mario Trejo, serían ahora los hombres de mayor experiencia del equipo. Empezaría así su segunda gran etapa, siendo ya un auténtico líder y ejemplo a seguir. 

 

La llegada de Carlos Reinoso a la dirección técnica americanista a fines de la 80-81 trajo consigo varios cambios, y uno de los más importantes fue convertir a Cristóbal en medio de contención. Ortega, hombre fundamental y absolutamente imprescindible para el chileno, no tuvo objeción alguna a la solicitud de su amigo, y una de las personas más importantes en su carrera. Y ese cambio le trajo muchas alegrías al América, porque ‘Cristo’ se convirtió no solo en el mejor medio de contención de la competencia, sino en el mejor de todo México.

 

Todavía joven, a sus 26 años, aprovechó su extraordinario físico, que le deba para ir y venir, su maravillosa técnica individual que lo habían convertido en el mejor extremo derecho mexicano en 1978, y su visión de campo para ser un adelantado en el tiempo y convertirse en el primer mediocampista defensivo ‘todo terreno’ con llegada y gol.

 

Jugando esa posición, Cristóbal destacó aún más. Ganó cuatro Citlallis, premio que otorga la Federación Mexicana de Fútbol a lo mejor del fútbol mexicano. En la liga 82-83 obtuvo ¡tres!, siendo premiado como el mejor jugador del torneo, el mejor medio y el mejor comportamiento. Nunca más un mismo elemento del Club América ganó tres premios la misma campaña. Para la siguiente, la 83-84, donde por fin, la Águilas fueron campeones, el mítico número ‘11’ ganó el Citlalli al mejor medio.

 

Convertido en un pilar del América y del futbol mexicano, fue convocado a su segunda Copa del Mundo, en México 86’, donde tristemente no tuvo actividad. Tuvo cuerda para rato, ya que al volver de la justa mundialista, siguió jugando en gran nivel mucho tiempo, hasta que en la temporada 91-92, con alguna lesión por ahí, luego de 18 años en el primer equipo azulcrema llegó el momento de la despedida.

 

Y ésta fue triste, porque Cristóbal Ortega no solo es el futbolista que más partidos oficiales ha jugado con el América, es también quien más títulos ha ganado, y quien más temporadas ha disputado, todas ellas a un impresionante nivel competitivo. Y se fue sin siquiera saberlo, ya que su último juego, el 15 de diciembre de 1991 en el estadio Corona contra Santos era apenas la jornada 16 del torneo de liga 91-92. Ese cotejo que pasó a la historia por ser el partido donde Alberto Carrillo fracturó gravemente a Ramón Ramírez, fue también la última vez que Cristóbal jugó como futbolista profesional.  El técnico brasileño Paulo Roberto Falcao, recientemente incorporado a la dirección técnica americanista no lo volvió a incluir en ninguno de los 24 juegos restantes de esa terrible temporada 91-92 para el América -tal vez pensando su edad o en sus lesiones-. Al terminar la campaña Ortega no tuvo renovación de contrato y pese a tener ofertas para jugar en otros equipo, decidió colgar los botines. No iba a jugar en otro cuadro que no fuera el América.

 

Ganó todos los títulos posibles: Campeón de Liga en 75-76, 83-84,84-85, Prode 85, 87-88, 88-89. Campeón de Campeones en 75-76, 87-88, 88-89. Campeón de Concacaf en 1978, 1987,1991 y Campeón de Copa Interamericana en 1978 y 1991.

 

Un hombre leal, profesional, solidario, excelente futbolista, entrón, se le recuerda en batallas campales defendiendo a sus compañeros.  Cristóbal lo tuvo todo: clase en la cancha, clase en el vestidor, clase en la tribuna, clase en el campo de entrenamiento, clase en los asados. Jamás fue en contra de una decisión como aquella donde lo convirtieron en contención, o aquella donde fue un espectador más del Mundial México 86.

 

Por todo lo que aportó, por sus 664 partidos oficiales jugados en el América, por sus 18 años en el club, por su técnica individual, por su profesionalismo, por su versatilidad, por su velocidad, por su disciplina, por sus títulos, por su rentabilidad, por su liderazgo, por su personalidad, por su empatía con la afición, porque nació para jugar futbol y porque se convirtió en leyenda, Cristóbal Ortega es el mejor jugador mexicano en la historia del América, dicho también por sus propios compañeros … y mientras tanto, que siga rodando el balón... ¡hasta la próxima!

 

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Miércoles, 22 Diciembre 2021 22:26

Ese maldito número 10

ESE MALDITO NUMERO 10 DEL CLUB AMERICA

Por Héctor Hernández (@Realidadamerica)

 

La numeración fija en México empezó en la temporada 78-79. Antes de ese momento, siempre las alineaciones eran corridas, del '1 al 11'. Para el torneo que comenzó después del Mundial en Argentina 78’, los federativos decidieron que adoptarían la numeración ‘tipo Mundial’, es decir, cada jugador llevaría de ahora en adelante un número en particular, durante toda la competencia.

 

El primer ‘diez’ azulcrema bajo esta nueva norma fue el recién contratado Javier ‘Hijín’ Cárdenas, mediocampista del Toluca, recientemente mundialista y figura indiscutible en ese momento del futbol mexicano.  Llegó con bombo y platillo a Coapa y le dieron el número 10, que en aquel entonces significaba poco o nada. Resultó un fracaso absoluto. Nunca entendió lo que Raúl Cárdenas quería de él en la cancha, rápidamente dejó de ser titular y tuvo algunos malos detalles en el vestidor.  Salió del  equipo para la siguiente temporada. Reprobado.

1978 1979 Javier Cardenas

 

El siguiente número 10 del América fue curiosamente Cristóbal Ortega, en aquella época extremo derecho y a quien José Antonio Roca le vio cualidades para jugar como medio ofensivo en el partido de la final de vuelta de la Copa Interamericana 79', contra el Olimpia de Paraguay en el estadio Defensores del Chaco, previo al inicio de la liga 79-80, de manera que el nuevo técnico crema decidió darle 'el diez' (pensando en que lo utilizaría en media cancha -cosa que no pasó finalmente-) y que solo utilizó ese año. Aprobado.

1979 1980 Cristobal Ortega

 

El tercer ‘diez’ fue el joven argentino Rubén Omar Romano que había llegado a la mitad del torneo anterior para suplir a José Dirceu Guimaraes que había sido vendido y en la nueva temporada, la 80-81 fue acreditado con el 10. Chamaco con grandes cualidaes pero inexperto, nunca pudo con lo que Roca quería de él y salió a mitad de temporada. Reprobado.

1980 1981 Ruben Omar Romano

 

Finalmente se da el primer número 10 longevo y el jugador que más años utilizó esa camiseta: el argentino Eduardo Bacas, tricampeón, que llegó para la 81-82 y durante seis temporadas de éxitos permaneció en el equipo, siendo su última la 86-87. Un mega crack. Aprobado.

1981 1987 Eduardo Bacas

 

Las desgracias siguieron con ese mentado número cuando en  la 87-88 el crack y mundialista peruano Julio César Uribe, un magnífico jugador y pésimo compañero tuvo muchos desencuentros tanto en los entrenamientos como en los partidos con otros jugadores americanistas y decidió irse, así porque sí, a la mitad de dicho torneo. Eso sí, el angelito mando un fax seis meses después cuando se enteró que el América había sido campeón, exigiendo su premio. No recibió nada. Reprobado.

1987 1988 Julio Cesar Uribe

 

El próximo número 10, en la 88-89 sería el brasileño Carlos Seixas, que fue reservista, irregular y tuvo poca participación. Lo mejor que hizo, fue en la Liguilla contra Guadalajara y los Tecos de la UAG pero en el balance final, no estuvo a la altura. Reprobado.

1988 1989 Carlos Seixas 

 

¡Por fin! el América tendría otro número diez que cumplió y sin lugar a dudas,  fue el más técnico y mejor dotado de técnica individual que todos aquellos jugadores que han portado ese dorsal desde que se implantó la numeración fija: el brasileño Eduardo dos Santos, mejor conocido como ‘Edú Manga’. Célebremente recordado por su glorioso pase de rabona a Toninho en una semifinal contra el chiverío. Campeón de Concacaf y Copa Interamericana, goleador en la 89-90, el seleccionado de Brasil era un crack, en toda la extensión de la palabra. De la 89-90 hasta la 91-92 nos maravilló con su juego. Aprobado.

1989 1992 Edu Manga

 

Le siguió un argentino extraordinario, Germán Martellotto que desde la 92-93 hasta la 94-95 en que unos directivos sin escrúpulos lo corrieron. Fue el goleador del equipo en su primera temporada con más de 20 goles. Aprobado.

1992 1994 Gernan Martellotto

 

Desde la 95-96 hasta el Verano 97’ Luis García Postigo tuvo una aceptable actuación en el américa portando el número 10. Metió los suficientes goles para ser el goleador del equipo en la 95-96, Invierno 97' y Verano 97'.Aprobado.

1995 1997 Luis Garcia Postigo

 

Para el Invierno 97’ y Verano 98’ llegó un argentino con una técnica individual como muy pocos pero flojo como casi nadie. No pudo ni ser titular indiscutible. Leonardo Rodríguez, seleccionado de su país,  fue un petardo en México. Reprobado.

1997 1998 Leonardo Rodriguez

 

Para el Invierno 98’, Carlos Reinoso, entrenador del América repatrió a Cuauhtémoc Blanco que había sido mandado al Necaxa un año antes. Regresó luego de madurar con los Rayos y tener un maravilloso mundial en Francia 98’. Le dieron el número 10, lo convirtieron en punta y tuvo su mejor temporada como americanista.  Fue campeón goleador ese torneo y se afianzó como un crack pese a sus indisciplinas. Salió en para el Invierno 2000. Aprobado.

1998 2000 20002 2004 2007 Cuauhtemoc Blanco

 

Fabián Estay heredo el número 10 luego de utilizar el 20 cuando llegó al América.  Se fue Blanco y a su partida el mundialista chileno utilizó esa casaca. Lo hizo con dignidad y por problemas con el presidente Pérez Teuffer, más no por bajo nivel de juego salió en el 2001. Hasta capitán era. Aprobado.

2000 2001 Fabian Estay

 

Excelente le fue al argentino Hugo Norberto Castillo los seis meses que portó el número 10 en el Verano 2002. Inclusive anotó el gol del título. Aprobado.

2002 Hugo Norberto Castillo

 

Regresó Cuauhtémoc Blanco de 2002 hasta el 2004 y volvió a utilazr el número 10. Salió para el Apertura 2004.

 

La temporada Apertura 2004 fue una de las peores del América y también uno de los peores personajes con el número 10. Djalma Feitosa Dias, mejor conocido como Djalminha vino a intentar robar y se fue luego de un mes de estar en México. Reprobado.

2004 Djalma Feitosa Dias Djalminha

 

Una vez más, Cuauhtémoc  Blanco fue perdonado por la directiva americanista luego de su escándalo en la Copa Libertadores contra el Sao Caetano y recobró su número 10 hasta el 2007.

 

Del Apertura 2007 al Clausura 2009 nadie utilizó ese número que estaba “retirado” en honor a Blanco. El retiro del número duró poco.

 

Para el Apertura 2009 y el Bicentenario 2010 Salvador Cabañas el crack goleador y mejor extranjero americanista en el siglo XXI fue quién utilizó ese doble dígito. Aprobado.

2009 2010 Salvador Cabanas

 

Uno de los peores números diez, si no es que el peor lo utilizó del Apertura 2010 hasta el Apertura 2012. Daniel ‘Rolfi’ Montenegro, con buena técnica individual pero flojo, poco comprometido y distraído, estuvo trotando por las canchas del futbol mexicano algunos años. Reprobado.

2010 2012 Daniel Montenegro

 

A partir del Clausura 2013 y hasta el Apertura 2016 Osvaldo Martínez, paraguayo y multicampeón en México portó con orgullo, dignidad, entrega, sacrificio y clase el número 10. Ganó en el América todo lo que pudo ganar, hasta el Balón de Oro al mejor medio defensivo. Jugadorazo. Aprobado.

2013 2016 Osvaldo Martinez

 

Con los pésimos reclutamientos de la directiva águila llegó el paraguayo Cecilio Domínguez, con bombos y platillos y resultó igual de zángano que Daniel Montenegro. Y peor aún, ya que estaba “desconcentrado” por problemas personales. Mucha técnica individual y fiasco de profesional. Reprobado.

2017 2019 Cecilio Dominguez

 

A la salida de Domínguez, llegó al América en el Apertura 2019 Giovani dos Santos, que de empezar su carrera en el Barcelona fue bajando de escalafón de equipos - y ligas- para terminar con las Águilas. Y pasó lo que tenía que pasar. No terminaba un partido ni por error. Le fue igual que en sus demás clubes, salió por la puerta de atrás, ya que además de las continuas lesiones, su afición a la vida nocturna no lo dejó en paz. Reprobado.

2019 2021 Giovani dos Santos

 

El jugador número 20 en haber utilizado el número diez en el Club América desde que se implantó la numeración fija fue el jugador de Fuerzas Básicas, ÚNICO EN EL FUTBOL MEXICANO ACTUAL en manejar a la perfección los dos perfiles y con gol: Sebastián Córdova.  Luego de haber cumplido en temporadas pasadas, misteriosamente al haberle sido otorgado ese par de dígitos para su espalda, firmó su sentencia de destierro. Resultó apático, ya que siendo un gran futbolista y con grandes cualidades, no pudo con la presión, esa misma del famoso número ‘10’. Le pesó tanto la prensa como la afición, que hay que decirlo, no se cansó de cuestionarlo desde el mismísimo primer minuto en que jugó con ese número. Empezó a distraerse mucho y al final del día hasta la titularidad perdió. De haber cumplido anteriormente con el número diez fue lo contrario. Reprobado.

2021 Sebastian Cordova

 

¿Quién será el siguiente valiente en utilizar ese número? Lo sabremos pronto, pero desde aquí le envió mi solidaridad y buenos deseos, que Dios lo agarre confesado porque por una cosa o por la otra, quien porta ese jersey en con las Águilas tiende a fracasar, a ser molestado por la 'nueva afición americanista'  e incluso, a tener mala suerte; y mientras tanto, que siga rodando el balón... ¡hasta la próxima!

 

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